sábado, 22 de septiembre de 2007

Una mala esperiencia


Comenzaré por ser sincera: solamente he ido a tomar un brunch una vez y, aunque lo pasé muy bien y me gustó el hecho en sí, he de decir que el sitio dejó mucho que desear. o entiendo el brunch como una comida que se toma con tranquilidad -dado que la noche anterior has salido-; por lo que el restaurante debe ser espacioso, con una decoración limpia, sosegada y sencilla -a la par que original, ya sé que pido mucho-. Además, la comida tiene que tener algo especial, no vale con parecerlo. No me demoraré más en dar el nombre de este restaurante. Es el Nina. Un sitio con mucha fama en la capital, pero que si lo analizamos bien descubrimos que no es para tanto. Los platos tienen buena presentación: las mantequillas y patés se sirven como bolas de helado acompañados de mermeladas. Pero yo lo resumiría en: mucha foto, poco material. (menuda frase!). Quiero decir, que mucha imagen, pero es todo muy precocinado, muy artificial y con un servicio tosco, grosero y lento. Lo siento. Es así. No hay más.

Más apuntes... el zumo no es natural, los cockteles se pagan aparte -además nadie los toma, creo que ningún cliente se cree realmente que está haciendo un brunch-, la carne que sirven es la misma uqe servirían en un hotel de tres estrellas a cualquier excursión de colegio. Y encima es caro: 18 eurazos.

El restaurante pinta muy bien, no lo negaré, pero cuando profundizas en él, descubres que es un poco timo. Bajo una aparente capa de modernidad hay un falso espejismo. Permitirme una recomendación: ir un día entre semana, laborable, a comer el menú. No es caro y no está mal. (Algo bueno tenía que decir). La pasta está bastante buena.



1 comentario:

Unknown dijo...

Yo he estado también en el Nina haciendo el Brunch y podría decir exactamente lo mismo que tú. Aunque, quizás con mi (corta en el tiempo, pero extensa en variedad) experiencia probando menús del día en Madrid, he estado en sitios mucho mucho mejores que éste, en el que, no sé, había algo que no me consiguió agradar demasiado, quizá me parecieron platos demasiado pretenciosos, queriendo ser especialmente modernos pero sin tener cómo, como dijo un cocinero de los de verdad que conocí hace poco, "Lo que tu presentas en la mesa eslo que tú eres, lo que tú sientes" y en el Nina demuestran que lo que te venden no tiene cariño, por supuesto, ni está a la altura... Hay menús baratos como ése que se las apañan mucho mejor para ofrecer platos elaborados gastando poco. No me hubiera importado gastarme ese dinero en el Brunch si el precio se ajustase a la realidad.
PD: Lo del zumo me parece el peor timo de la historia, y eso que me hice asegurar que era natural porque los de bote no me gustan... ¡Me mintieron a la cara! Y dudo que si hubiese exgido que viniese la propia Nina a confirmármelo no hubiese hecho lo mismo.